Tras la formación de los nueve mundos, Midgard, el mundo de los hombres, estaba vacío y deshabitado. A pesar de su belleza natural, faltaba algo vital: la presencia de seres vivientes para poblar sus tierras, ríos y bosques. En este contexto, los dioses decidieron crear a los primeros seres humanos, quienes serían los ancestros de toda la humanidad. Así surgieron Ask y Embla, el primer hombre y la primera mujer. Su origen es peculiar, ya que no nacieron de la manera convencional, sino que fueron moldeados a partir de elementos primigenios.
La narrativa de la creación de Ask y Embla se encuentra en varias fuentes de la mitología nórdica, incluyendo la Edda poética y la Edda en prosa. En todos ellos se nos narra como los dioses otorgaron dones a Ask y Embla, tanto físicos como espirituales. Estos primeros seres humanos representan el vínculo entre el mundo natural y el divino, y su creación es fundamental para la continuación de la vida en Midgard, pues teóricamente todos somos sus descendientes. Con esto mente, pasemos a conocer a detalle la historia de la creación de los hombres en el siguiente artículo.
Primeros pasos de Odín, Vili y Ve en Midgard
Después de la batalla primordial entre los dioses y el gigante primigenio Ymir, Odín, Vili y Ve tomaron la iniciativa de dar forma al mundo y convertirlo en un lugar habitable para futuras generaciones. Utilizando los restos del gigante, cuyo cuerpo era el fundamento primordial del cosmos, emprendieron la titánica tarea de crear Midgard, el mundo de los hombres. De esta manera, la piel de Ymir se convirtió en la tierra misma, los océanos fueron creados a partir de su sangre y sudor, mientras que sus huesos dieron forma a las rocas y montañas que decoran el paisaje.
Para completar la creación de Midgard, los dioses decidieron cerrar el mundo con una bóveda celestial, utilizando el cráneo de Ymir como estructura principal. Encargaron a cuatro enanos, Norðri, Suðri, Austri y Vestri, la tarea de sostener la bóveda en su lugar, simbolizando así los cuatro puntos cardinales. Sin embargo, durante este proceso, los sesos del gigante se esparcieron por el aire, dando origen a las nubes que adornan el firmamento.
A pesar de esta creación magnífica, Midgard permanecía sumido en la oscuridad. Para remediar esto, los dioses viajaron a Muspelheim, el reino de fuego, y robaron centellas de la espada de Surtr, el gigante de fuego. Con estas centellas, crearon el Sol (Skin) y la Luna (Hrim), que serían colocados en dos carros que girarían sin cesar sobre Midgard, alternándose para traer el día y la noche. Para asegurar este giro perpetuo, los dioses crearon a Sköll y Hati, dos feroces lobos que persiguen incansablemente los carros, simbolizando la «repulsión» y el «odio», respectivamente. En ocasiones excepcionales, como los eclipses, los lobos logran alcanzar las carrozas, sumiendo el mundo en la oscuridad momentánea.
Creación a partir de la madera y la arcilla
Según las antiguas leyendas, luego tener al planeta tierra preparado, Odín, Vili y Ve, los tres principales dioses creadores, deseaban darle habitantes. Recorrieron todos los rincones en busca de seres que ocupasen la tierra, pero no encontraron a nadie. Finalmente, en una playa rocosa junto al mar, descubrieron dos troncos que la marea había arrastrado a la orilla. Los dioses tomaron estos troncos y los levantaron verticalmente sobre la arena, dándoles la forma de seres humanos.
Odín se acercó y les infundió vida, primero al tronco que era de fresno y luego al de olmo. En ese momento, los dos troncos inertes cobraron vida, transformándose en dos seres humanos. Vili, con su sabiduría, les otorgó voluntad y les confirió inteligencia y ambición; pudieron entonces moverse y desear. Por su parte, Ve esculpió los troncos, dándoles una forma humana; les talló orejas para que pudieran oír, ojos para que pudieran ver y labios para que pudieran hablar. Además, les proporcionó los atributos físicos necesarios, incluyendo genitales masculinos para el hombre y femeninos para la mujer.
Después de dar vida y forma a estos seres, los tres hermanos crearon vestimenta para cubrir sus cuerpos desnudos, protegiéndolos de la intemperie y de la espuma del mar. Finalmente, les dieron nombres a los dos seres recién creados: al hombre lo llamaron Ask, que significa «fresno» en nórdico antiguo, y a la mujer la nombraron Embla, que se traduce como «olmo», también en el mismo dialecto.
Ask y Embla, los padres de la humanidad
Según las antiguas leyendas, cada ser humano debe su existencia a estos dos seres, que dieron origen a la raza humana. Después de ser creados por los dioses, Ask y Embla se establecieron en Midgard, la tierra, donde construyeron su hogar y criaron a sus hijos en paz. Su descendencia se propagó a lo largo y ancho del mundo, convirtiéndolos en los ancestros de todos los seres humanos. Además, como dato extra, según las creencias nórdicas, la creación de Ask y Embla es una de las razones por las cuales se les atribuye a Odín el apodo de «El padre de todo», ya que dio vida a los dos primeros seres humanos.
A lo largo de la historia, la historia de Ask y Embla ha inspirado numerosas representaciones artísticas y referencias culturales en diferentes medios, desde poemas y esculturas como la de Stig Blomberg hasta videojuegos como la renombrada saga RPG «Fire Emblem». Su legado perdura como un símbolo de los orígenes de la humanidad y su conexión con el mundo de los dioses en la mitología nórdica.