El secuestro de Idun es un episodio bastante aleatorio y amenazador en la mitología nórdica antigua, ya que desencadenó una serie de eventos que pusieron en peligro la vida misma de los dioses de Asgard. Su protagonista es la diosa Idun, conocida por su papel crucial en la vida de los Æsir, ya que sus manzanas son la fuente de la eterna juventud para los dioses. Sin embargo, este mismo rol como guardiana de las manzanas la convierte en un objetivo tentador para aquellos que desean el poder que otorgan estas frutas mágicas, razón por la cual es secuestrada.

Aprovechando un momento de descuido, Þjazi capturó a Loki, quien para liberarse de su control, se vio obligado a raptar a Idun y llevarla consigo a las afueras de Asgard. La desaparición de Idun sumió a Asgard en la desesperación y el envejecimiento prematuro. Sin las manzanas de la juventud, los dioses comenzaron a envejecer rápidamente y perdieron su vitalidad. Con esta premisa en mente, veamos cada uno de los detalles que conforman la historia del secuestro de la diosa Idun.

El viaje de Odín, Loki y Hœnir en las montañas

Nuestra historia comienza en las páginas de Skáldskaparmál, donde se nos relata el viaje de Odín, Loki y Hœnir por las montañas y tierras salvajes en busca de comida. Sin embargo, se encuentran con un obstáculo, pues al intentar cocinar la carne de un buey que habían capturado en un horno en la tierra, los dioses descubren que no se cocina como debería. Pronto, se dan cuenta de que alguien está hablando desde lo alto de un roble cercano; Þjazi, bajo la forma de una gran águila, murmuraba conjuros para arruinar su comida.

Þjazi les ofrece una solución: si le permiten comer del buey, él hará que el horno cocine su comida. Ante la necesidad de continuar su viaje con alimento, los dioses aceptan la propuesta. Sin embargo, la situación toma un giro inesperado cuando Loki, molesto por la voracidad de Þjazi, intenta golpearlo con un bastón. En lugar de lastimar al águila, el bastón se pega al cuerpo de Þjazi, quien levanta vuelo llevando a Loki consigo.

Mientras Þjazi vuela sobre la tierra, Loki se ve en apuros, golpeando árboles y piedras con sus piernas y rogando que lo bajen. Es entonces cuando Þjazi le hace una propuesta a Loki: si quiere ser liberado, debe atraer a Idun fuera de Asgard con sus manzanas de la juventud para un secuestro. Consciente de la importancia de las manzanas para los dioses, Loki accede a la condición de Þjazi con la esperanza de liberarse de su tormento.

Rapto de Iðunn en las afueras de Asgard

Trabajando bajo las amenazas y la promesa hecha con el gigante, Loki atrae a Idun fuera de Asgard con el pretexto de mostrarle unas supuestas manzanas que debería tener. Convencida por las palabras de Loki, Idun abandona la seguridad de Asgard y se aventura en el bosque, donde Þjazi aparece repentinamente bajo la forma de un águila y la secuestra, llevándola lejos hasta su reino en Jötunheim, Þrymheim.

El secuestro de Idun y sus manzanas de la juventud tiene consecuencias devastadoras para los dioses, ya que comienzan a envejecer rápidamente sin el sustento que proporcionan las manzanas. Al darse cuenta de que la última vez que se vio a Idun fue en compañía de Loki, los dioses amenazan con castigarlo severamente si no rescata a Iðunn y devuelve las valiosas manzanas.

Para cumplir su cometido, Loki emplea el abrigo mágico de Freyja, que le permite tomar la forma de un ave y así emprender un arriesgado viaje hacia Jotunheim en busca de la residencia de Þjazi. Después de una búsqueda exhaustiva, Loki encuentra a Iðunn sola mientras Þjazi está ausente en el mar. Sin perder tiempo, Loki transforma a Idun en una nuez y la lleva consigo, volando de regreso a Asgard tan rápido como puede para restaurar el orden y evitar su castigo.

Persecución de Þjazi y muerte

Después de que Þjazi descubre la desaparición de Idun y la traición de Loki, toma la forma de águila y se lanza en una feroz persecución tras el astuto dios. Con la intención de rescatar a Loki y evitar el regreso de Þjazi, los dioses encienden una gran hoguera en su camino. Cuando Þjazi se acerca a la hoguera, sus alas se prenden fuego y comienzan a arder, lo que lo hace caer abruptamente al suelo. En ese momento, los dioses aprovechan la oportunidad y atacan al gigante, logrando finalmente su muerte.

Sin embargo, la historia no termina ahí, ya que la hija de Þjazi, Skaði, llena de ira por la muerte de su padre, decide tomar represalias contra los dioses y buscar venganza. Armada y lista para la batalla, se dirige hacia Asgard con la intención de desatar su furia sobre los dioses. Sin embargo, al llegar, los dioses, en un gesto de conciliación, le ofrecen expiación y compensación por la muerte de su padre. Como parte de este acuerdo, se le ofrece a Skaði la mano de Njörðr, el dios de los mares, como esposo. Además, como un acto de mayor compensación y para honrar la memoria de Þjazi, Odín toma los ojos del gigante caído y los coloca en el cielo como estrellas brillantes, inmortalizando así su legado.