Originarios del nórdico antiguo, los Vættir son seres que se manifiestan en una complejidad de formas, desde los nobles elfos hasta los forjadores enanos, pasando por los titánicos gigantes y los divinos dioses Æsir y Vanir. En esta danza cósmica, las familias de vættir, equiparadas a veces con clanes o razas, desempeñan roles fundamentales, intercambiándose y fusionándose en una red interconectada.

Los Sjövættir, guardianes de las aguas, custodian los mares con sus misterios y poderes, personificando la relación especial entre los vættir y los elementos acuáticos. Pero el alma de los vættir se manifiesta también en la cotidianidad, donde el solitario tomte, un vätte benevolente, encuentra su morada en las alquerías. Contrapuesto a la naturaleza amigable del tomte, el illvätte travieso desata su furia en matanzas de ganado cuando se enfurece.

La intricada red de relaciones matrimoniales entre las diversas familias de vættir y su conexión ocasional con los humanos pintan un cuadro fascinante de la mitología nórdica. La distinción entre estas razas se vuelve borrosa; los dioses son descendientes de gigantes, los cuales vinculan sus destinos con estas entidades místicas. Sumado a esto, los enanos son hábiles herreros que forjan sus vidas bajo tierra; mientras los gigantes se describen como mutantes de tamaño titánico, los cuales adoptan formas tanto humanoides como monstruosas. Los elfos, con su belleza y habilidades naturales, se entrelazan con la dualidad de los elfos oscuros, confundidos en ocasiones con enanos.

En este contexto, los dioses, Æsir y Vanir, como fuerzas de la naturaleza, se encargan de proteger y guiar a aquellos que los veneran. Por último, los Landvættir son espíritus sin forma definida, y los Húsvættir, conceptualmente, se trata de «guardianes hogareños». Con todo esto en mente, conozcamos en profundidad el concepto de los Vættir, uno de los más utilizados dentro de la mitología nórdica.

Etimología y aparición de los Vættir en la época vikinga

El manto de los vættir se despliega a través de las eras vikingas, revelando su etimología intrínseca y evolución en el crisol de las lenguas nórdicas. El término vættir, así como su contraparte inglesa wights, emanan del verbo be (ser o estar) was o were, y son usados para referirse a los seres sobrenaturales. De la misma forma, tienen representación en el nórdico antiguo, «vetter»; sueco y danés, «väsen o væsen» (el ser).

En el crepúsculo de la Época Vikinga, los reinos nórdicos dieron paso a la transición cristiana, y con ello, a la influencia de conceptos cristianos sobre espíritus de la naturaleza en la cosmovisión nórdica. Sumado a esto, la reinterpretación germana de enanos y elfos, así como el concepto francés de cuento de hadas, se entrelazaron para dar pie a una nueva interpretación acerca de los vættir. A medida que avanzamos desde el siglo XIII en adelante, el tamaño de estos seres míticos se reduce, pasando de titánicos Jotun a troles y de altos elfos a formas más humanas.

Diferentes conceptos comienzan a fusionarse, como el de los troles como custodios de lugares salvajes, y los nisser, espíritus hogareños. Y, por otro lado, nacen unos nuevos, como el de los «landvættir», espíritus guardianes de la tierra a los cuales los navegantes debían guardar respeto, por lo general retirando las cabezas de dragón de sus barcos para no provocarlos. De hecho, en la cultura islandesa, la conexión con los landvættir aún existe, y el Escudo de Islandia presenta a cuatro guardianes detallados: el toro, el águila, el dragón y el gigante.

Influencia en diferentes culturas y épocas hasta la actualidad

La llegada del cristianismo dejó su huella en las creencias del pueblo nórdico, pero el animismo resistió el embate del cambio, permitiendo que antiguos mitos sigan vivos gracias a las tradiciones que se han heredado entre generaciones. En la Islandia contemporánea, por ejemplo, la construcción de carreteras se ve marcada por la cautela hacia las piedras que, según la creencia, albergan a los Huldufólk. También se han mencionado continuos de avistamientos de troles, Álfafólk (elfos), serpientes de mar y más. De hecho, el folklore escandinavo, despliega una variedad de términos para entidades similares a los landvættir. En el sur de Suecia, se conocen como «vättar» (singular: el vätte), en el norte de Suecia como «vittra», y en Noruega como «huldrefolk».

En el siglo XIX, la obra de Peter Christen Asbjørnsen y Jørgen Moe, una de las bases del Romanticismo, logro consolidar historias tradicionales noruegas. Este esfuerzo, imbuido de nacionalismo y valores anti-racionales, fusionó elementos de la Era vikinga con la cosmología cristiana medieval. Las narrativas, enraizadas en la antigüedad, pero influenciadas por el contexto contemporáneo, destacan la persistencia de los Vættir, ahora conocidos como los Huldrefolk, el pueblo oculto.