Aunque podría ser visto como un poema a simple vista, «Beowulf» es considerado un tesoro literario en inglés antiguo, compuesto por alrededor de 3,182 versos en una forma poética aliterativa. Aunque la autoría y la fecha exacta de su composición permanecen envueltas en el misterio, se estima que «Beowulf» puede remontarse a un periodo entre el siglo VII d.C hasta principios del XI.
La trama de «Beowulf» se centra en el protagonista homónimo, un héroe gauta, miembro de un pueblo germánico que habitaba en la región actual de Götaland, al sur de Suecia. La epopeya relata las hazañas de Beowulf, quien enfrenta diversos desafíos y monstruos a lo largo de su vida, gobernando finalmente durante aproximadamente cincuenta años el reino de los gautas.
La ambientación del poema ha llevado a debates sobre su lugar de origen, sugiriéndose lugares como el reino de Anglia Oriental o el reino de Wessex en el siglo IX, o incluso la corte del rey danés Canuto a principios del siglo XI. De cualquier forma, «Beowulf» ha dejado una marca indeleble en la literatura inglesa y en la tradición épica. Tanto es así, que su importancia es comparable a otras epopeyas notables de diversas culturas, como el Cantar de los nibelungos alemán, el Cantar de mio Cid español o el Lebor Gabála Érenn irlandés. Así pues, pasemos a conocer el contenido del afamado Manuscrito Beowulf.
Orígenes de la historia de Beowulf
Esta épica historia tiene sus raíces en la isla de Selandia, Dinamarca, específicamente en el espléndido palacio Heorot, también conocido como «El ciervo». La trama se desencadena con los mortíferos ataques nocturnos de Grendel, un monstruo de apariencia similar a un troll, que, según el relato, es descendiente de Caín. Grendel, irritado por la música y la alegría que emanan de la sala, se ceba con los sirvientes y guerreros del rey Hrothgar, devorándolos. Estos eventos forzan a la corte de Hrothgar a abandonar la sala durante las noches, sumiendo al reino en una desesperante situación durante 12 años.
La fama de la difícil situación del rey danés se propaga por las tierras nórdicas, llegando a oídos de Beowulf, un valiente héroe gauta, sobrino del rey de Gëatlantt (Götaland o Gotlandia en Suecia meridional). Beowulf se embarca en una misión para ayudar a Hrothgar, llevando consigo a 14 guerreros. A pesar del escepticismo inicial de Hrothgar hacia las pretensiones de Beowulf, el rey danés lo recibe amablemente y le encomienda la tarea de enfrentarse a Grendel.
Durante un espléndido banquete, Beowulf se prepara para la confrontación; los daneses abandonan la sala, dejándola bajo la vigilancia de los gautas. Grendel regresa, derriba las sólidas puertas y se enfrenta a Beowulf en un combate cuerpo a cuerpo. Sin armas, Beowulf lucha valientemente contra el monstruo, logrando vencerlo al arrancarle un brazo. Herido, Grendel huye hacia su cueva para morir desangrado. La reina Welto, agradecida por la valentía de Beowulf, lo premia con un collar, y se celebra en su honor una festividad en Heorot.
La disputa con la madre de Grendel
A la mañana siguiente de la victoria sobre Grendel, la alegría llena Heorot, pero la paz es efímera. Durante la siguiente noche, la madre de Grendel, una entidad mucho más temible que su hijo, surge para vengar su muerte. En su ataque, mata a Ésker, un hombre de confianza de Hroðgar, y se retira llevándose consigo el brazo amputado de Grendel como trofeo. Ante esta nueva amenaza, Beowulf y su comitiva deciden emprender la persecución de la madre de Grendel. Siguen su rastro a través de la pradera hasta llegar a su escondite, una cueva ubicada en las profundidades de un lago infestado de criaturas sobrenaturales.
Beowulf, mostrando su valentía, se sumerge en las aguas y nada durante casi un día antes de hallar la guarida de la ogresa. El enfrentamiento entre Beowulf y la madre de Grendel se desarrolla en un escenario surrealista, un recinto submarino iluminado por un fuego misterioso. La lucha es intensa, y cuando parece que Beowulf está a punto de sucumbir, encuentra una gigantesca espada con la que logra dar muerte a la temible criatura. Como prueba de su victoria, Beowulf corta la cabeza de Grendel y retorna a Heorot con estos trofeos.
Después de la celebración y la entrega de las riquezas prometidas por Hroðgar, Beowulf regresa a su tierra natal, Gautlandia. Allí, se encuentra con su tío Hygelac y le relata las hazañas vividas en tierras danesas. La victoria sobre Grendel y su madre, sin embargo, no marca el final de las aventuras de Beowulf, ya que se vislumbran futuros conflictos entre los gautas y los headobardos, anticipando nuevos desafíos para el valiente héroe.
El último sacrificio para derrotar al dragón de Gautlandia
En la última etapa de su vida, Beowulf, ya anciano y habiendo reinado durante cincuenta años, se enfrenta a un nuevo y temible desafío: un dragón está asolando su reino en Gautlandia. A pesar de los años de paz y prosperidad, la amenaza del dragón despierta el valor inquebrantable de Beowulf, quien decide enfrentarse a la bestia con la única ayuda de su sobrino Wiglaf, el único guerrero dispuesto a acompañarlo en esta ardua tarea.
La ira del dragón se desata cuando un astuto ladrón se aventura en su guarida y roba parte de su preciado tesoro, incluyendo una copa de plata incrustada de oro y piedras preciosas. El dragón, enfurecido, responde atacando y destruyendo el pueblo del ladrón, cobrándose la vida de todos sus habitantes. Ante esta tragedia, Beowulf se prepara para la batalla final en defensa de su reino y para vengar a su pueblo. Sin embargo, la respuesta de los súbditos de Beowulf es de temor, y solo Wiglaf se une al rey en su enfrentamiento con la bestia.
La lucha contra el dragón es cruenta y feroz; Beowulf y Wiglaf, a pesar de su valentía, sufren heridas en el enfrentamiento, pero finalmente logran vencer al temible enemigo. La victoria, sin embargo, tiene un alto precio: Beowulf queda gravemente herido y comprende que sus días llegan a su fin. En un acto de sacrificio final, Beowulf encomienda a su sobrino la tarea de recuperar el tesoro del dragón y utilizarlo para reconstruir el reino. Le pasa su torque de oro como símbolo de liderazgo y le confía la responsabilidad de gobernar.
Todo culmina con el funeral de Beowulf, un evento grandioso y emotivo, en el que su cuerpo es colocado en una pira funeraria y se le da un último adiós con una imponente ceremonia de incineración. Luego, se erige un túmulo con vista al mar, donde se colocan los restos del valiente rey junto al oro obtenido del dragón. Así, Beowulf, el legendario héroe de Gautlandia, deja la tierra de los mortales para aventurarse al Valhalla.