En las profundidades del océano, en las aguas heladas que rodean Groenlandia, se dice que yace un monstruo marino de proporciones colosales: Hafgufa. Este misterioso ser ha dejado su huella en la literatura nórdica, inmortalizado en antiguos manuscritos que evocan la majestuosidad y el temor que inspira en aquellos que navegan por sus dominios. También conocido como havguva, havgumsen o havstramben, Hafgufa es mencionado en la Edda prosaica y en la saga de Örvar-Oddr, así como en el Konungs skuggsjá, un manual instructivo real que data de 1250.
Este monstruo oceánico es descrito como un pez gigante, tan vasto como una isla flotante en medio del océano. Su tamaño es tan descomunal que, cuando descansa en la superficie del agua, podría confundirse con un islote a la deriva. Se especula que podría haber solo uno o dos de estos seres en todo el mundo, lo que añade un aire de unicidad a su leyenda. Estas enormes criaturas marinas compartían las aguas del mar de Groenlandia con otro ser legendario conocido como Lyngbakr.
La palabra «Hafgufa» tiene su propia resonancia poética, ya que su significado es «vapor de océano», haciendo referencia a la esencia misma del enorme reino marino. Aunque hay pocos registros confirmados sobre la presencia de Hafgufa en las aguas nórdicas, su figura ha persistido a lo largo del tiempo, fusionándose con las leyendas de otras criaturas como las sirenas, el kraken y la tradición popular de la región.
Historia de Hafgufa
Una de las fuentes más antiguas que menciona a Hafgufa es la Edda prosaica, específicamente en una de las heiti, o nombres poéticos, que la componen. Además, la saga de Örvar-Oddr y el Konungs skuggsjá, un manual instructivo real datado en el año 1250, también aportan a la historia de este monstruo marino. En el Konungs skuggsjá, se describe a Hafgufa como un impresionante ser oceánico, de proporciones tan vastas que lo equiparan al tamaño de una isla.
La historia de Hafgufa tiene raíces que se remontan a la Antigüedad, donde las leyendas del aspidoquelonio, un monstruo marino de dimensiones descomunales, ya se mencionaban en el Physiologus, un manuscrito griego de autor desconocido que data entre los siglos II y IV. La figura del monstruo marino tan grande como una isla ha persistido a lo largo del tiempo, fusionándose con las creencias y mitos de diferentes culturas.
Una narrativa particularmente intrigante se entrelaza con la leyenda de Hafgufa y nos lleva a la rivalidad entre dos antagonistas que competían por ser el Jarl más grande de su fiordo. En una batalla sobre un islote, los vencedores decidieron honrar a los vencidos mediante una pira ritual. Sin embargo, la hoguera despertó a Hafgufa, que confundieron con una isla. La persecución por parte de la colosal criatura marina y la providencial niebla que permitió la huida conforman una historia que resuena con la epopeya de Simbad el Marino.
El obispo Gunnerus de Trondheim creía que Hafgufa y el Kraken eran la misma entidad, compartiendo características asombrosas. Erik Pontoppidan, en su obra sobre la naturaleza de Noruega en 1752, detalla minuciosamente las historias recopiladas de pescadores noruegos, contribuyendo así a la persistencia de la leyenda de Hafgufa que tenemos en la actualidad dentro de la cultura popular.
La realidad detrás de la ficción
Estudios liderados por el arqueólogo marítimo John McCarthy, en colaboración con los profesores de mitología medieval Erin Sebo y Matthew Firth, han desenterrado sorprendentes paralelismos entre Hafgufa y las ballenas contemporáneas. La clave para descifrar este enigma yace en el comportamiento de alimentación de los cetáceos actuales, un método desconocido hasta hace poco más de una década.
Las ballenas modernas han desarrollado una estrategia única para alimentarse: permanecen inmóviles en la superficie del agua, con la boca abierta en un ángulo recto. Los peces, en busca de refugio, se adentran en las barbas de la ballena. Una vez que la ballena considera que ha consumido suficiente alimento, cierra la boca y expulsa el agua, engullendo así a los peces. Esta táctica de caza, desconocida para la ciencia hasta hace poco, se ha vuelto evidente gracias a avances tecnológicos y registros visuales capturados por drones.
Al comparar este comportamiento con las descripciones medievales de Hafgufa, los paralelismos emergen de manera convincente. Aunque Hafgufa es un monstruo de la mitología nórdica, las similitudes son evidentes en las antiguas narrativas. De hecho, el Physiologus, un texto griego que data entre los siglos II y IV, menciona a una criatura similar conocida como Aspidoquelonio, un monstruo marino de proporciones titánicas.