Los dioses de la mitología nórdica, con su inmenso poder, tejen el destino del mundo y los seres que lo ocupan, sin embargo, muchos de ellos no pueden operar sin algo de ayuda. Entre estas figuras que sirven de asistentes tenemos a personajes como, Fulla, Hlin y Gna las cuales se distinguen como las sirvientas más cercanas de Frigg, la reina de los Æsir y esposa de Odín. Aunque no ocupan el lugar de protagonistas en los relatos más conocidos, estas diosas auxiliares tienen roles específicos que complementan y fortalecen la posición de Frigg como una de las entidades más importantes del cosmos nórdico.
Cada una de estas figuras tiene un papel bien definido dentro de la corte celestial. A través de estas tres sirvientas, la influencia de Frigg se multiplica, alcanzando tanto los cielos como Midgard, el mundo de los hombres. Este artículo explorará en detalle quiénes eran Fulla, Hlin y Gna, sus atributos únicos y el impacto que sus acciones tuvieron dentro de la mitología nórdica.
Fulla, representación de la abundancia
Fulla ocupa un lugar especial como una de las sirvientas de Frigg, la reina de los Æsir. Su nombre, derivado del término fullr que significa «completo» o «pleno», simboliza la abundancia y la prosperidad, atributos que la conectan profundamente con la fertilidad y la plenitud en la vida cotidiana. Además de su papel como ayudante de Frigg, Fulla es conocida por facilitar embarazos, personificando así la capacidad de las mujeres para dar vida y asegurando la continuidad de las generaciones.
La Edda prosaica describe a Fulla como una virgen con el cabello suelto adornado con una cinta de oro, un símbolo de su posición elevada y su pureza. Además, se la representa como la sirvienta más leal de Frigg, a quien la diosa le confiaba su estuche de joyas y otros secretos importantes. Fulla también desempeñaba el papel de cuidadora del calzado dorado de Frigg, y más allá de sus deberes cotidianos, Fulla tenía una faceta de consejera. Era común que Frigg recurriera a Fulla para decidir cómo ayudar a los mortales que buscaban la gracia de la diosa.
Hlin, protectora de los mortales
Hlin, la «protectora», vela por aquellos que enfrentan el peligro, asegurándose de que los deseos de Frigg de salvaguardar a ciertos individuos se cumplan. La Edda prosaica, compilada por Snorri Sturluson en el siglo XIII, describe a Hlin como la encargada de intervenir en momentos de amenaza, protegiendo a los hombres seleccionados por Frigg. En este contexto, el verbo hleinir, que significa «salvarse» o «librarse de un peligro», deriva directamente de su nombre, consolidando su rol como guardiana divina en la lengua y la cultura de la época.
Además de su mención en la Edda prosaica, la sirvienta de Frigg Hlin aparece en un poema de la Edda poética, así como en kennings utilizados en la poesía escáldica. Estas referencias destacan la importancia cultural y simbólica de su figura en el mundo nórdico antiguo. Sin embargo, su identidad ha sido objeto de debate académico; algunos estudiosos han planteado que Hlin podría no ser una sirvienta de Frigg, sino simplemente otro nombre para dicha diosa, dado que ambas comparten un enfoque similar en la protección y el cuidado de los mortales.
Sea como una entidad independiente o como un aspecto de Frigg, Hlin encarna el principio de la protección divina. A través de ella, la mitología nórdica refuerza la idea de que incluso en los momentos más oscuros, los mortales pueden recibir el amparo de las fuerzas superiores, especialmente cuando cuentan con la gracia de Frigg.
Gna, la mensajera celeste
Gna se ocupa de transmitir los mensajes de Frigg y supervisar las tareas asignadas en los diversos mundos, asegurando que sus deseos se cumplan sin demora. Una característica distintiva de Gná como sirvienta de Frigg es su capacidad para viajar con velocidad y libertad absoluta, gracias a su caballo Hofvarpnir, cuyo nombre significa «el que lanza sus cascos». Con su corcel, la sirvienta de Frigg Gna puede surcar sobre el agua y volar por los aires del mundo humano, permitiéndole elevarse por encima de cualquier obstáculo.
La Edda prosaica de Snorri Sturluson describe a esta sirvienta de Frigg de manera poética, destacando que su figura inspira el verbo gnæfar, utilizado para referirse a cualquier cosa que se eleva hacia lo alto. Aunque Gná no es una diosa principal, su inclusión entre las catorce deidades descritas por Sturluson demuestra su importancia en el panteón nórdico. Representa no solo la rapidez y la eficacia, sino también la conexión vital entre los mundos divinos y humanos, manteniendo el equilibrio y la comunicación entre ambos.