Líder militar formidable y un príncipe de los hunos, Hlöd fue un hombre ejemplar cuya influencia se extendió por las tierras nórdicas en tiempos antiguos. Según la saga Hervarar y otras fuentes, Hlöd nació como hijo ilegítimo de Heidrek (Rey de los godos) y Sifka (Princesa de los Hunos), tras la captura de esta última durante una incursión de guerra. Criado en la corte de su abuelo Humli, rey de los hunos, Hlöd creció imbuido de los valores y la destreza guerrera de su pueblo. Desde temprana edad, se destacó como un valiente guerrero y estratega militar, recibiendo entrenamiento en el manejo de armas y el arte de la guerra.

Tras la muerte de Heidrek y la ascensión de su medio hermano Angantyr como rey legítimo de los godos, Hlöd se vio impulsado a reclamar su parte de la herencia por derecho de nacimiento. Animado por su abuelo Humli, emprendió el viaje hacia Arheimar, decidido a hacer valer su posición como hijo del fallecido rey godo. La saga Hervarar relata los eventos que siguieron a la llegada de Hlöd a Arheimar y su confrontación con su medio hermano Angantyr. Así pues, pasemos a conocer la historia a detalle sobre el enfrentamiento épico del ejército liderado por el indomable Hlöd.

Altercado con Angantyr

Cuando Hlöd llegó a Arheimar acompañado de sus guerreros hunos, no vino en busca de festejos ni cortesías, sino para reclamar lo que consideraba su legítima herencia por derecho de nacimiento. Con determinación, solicitó ser recibido por su medio hermano, el rey Angantyr, para exigir lo que consideraba suyo. Sin embargo, la respuesta de Angantyr no fue la esperada, pues armado y decidido a defender su posición, este rechazó compartir los bienes con Hlöd, argumentando que este último no tenía derecho a la herencia por ser hijo ilegítimo de una esclava. En lugar de ello, le ofreció una compensación generosa, pero no satisfactoria para Hlöd.

El anciano rey godo Gizurr Grýtingaliði, presente en la escena, agregó más leña al fuego al desacreditar públicamente a Hlöd como un bastardo, desatando la ira y la ofensa del príncipe huno. Herido en su orgullo y en su honor, Hlöd regresó a su tierra para informar a su abuelo, el rey Humli, de los insultos recibidos y la negativa de los godos. La respuesta de Humli fue contundente: convocando a todos los hombres y recursos disponibles en edad de luchar, Humli reunió un vasto ejército compuesto por 343.200 guerreros hunos, los cuales estaban decididos a hacer valer los derechos de Hlöd y vengar el honor de su linaje.

El primer acercamiento de Hlöd en Myrkviðr

Trasladandose a Myrkviðr, la vasta horda de Hlöd emergió en las tierras llanas de Reidgotaland, una poderosa fortaleza dorada custodiada por Hervör y Ormar. Cuando Hervör avistó la llegada de la horda huna, hizo sonar el cuerno de batalla para convocar a sus fuerzas y ordenó a Ormar desafiar a los invasores en campo abierto. La batalla que siguió fue feroz, pero la superioridad numérica de los hunos inclinó la balanza a su favor, llevando a la muerte de Hervör.

La noticia de la derrota y la muerte de Hervör llegó a Arheimar con Ormar y sus leales, quienes buscaron al rey Angantyr para informarle de la tragedia. Al enterarse de la devastación provocada por los hunos, Angantyr lamentó el trato que Hlöd había dado a su hermana y se preparó para enfrentar a la amenaza que se cernía sobre su reino. Decidido a defender su tierra y su honor, Angantyr instauró una ley que permitiría a los invadidos marcar un campo con postes, señalando así la presencia de batalla dentro del área y disuadiendo a los invasores de saquear mientras durase el combate.

Ante el desafío presentado por los hunos, Gizur, el anciano rey de los godos, se mostró valiente y decidido a enfrentar la amenaza. Equipado con armas y montado en su corcel, se acercó a las filas enemigas para proclamar que los godos no temían a los hunos ni a sus armas. A pesar de los intentos de Hlöd por silenciar a Gizur, Humli, el sabio rey de los hunos, ordenó que se respetara al mensajero solitario. Gizur continuó su discurso, instando a los hunos a enfrentar la ira de Odín y advirtiéndoles de su inminente destino si persistían en su avance el Danubio, donde se daría la batalla final.

La batalla entre los Hunos y los Godos

La batalla entre los hunos y los godos fue un enfrentamiento épico que se extendió durante ocho días, caracterizado por la ferocidad y la determinación de ambos bandos por alcanzar la victoria. Durante este prolongado conflicto, las pérdidas fueron tan numerosas que resultaba imposible contar los muertos. Sin embargo, ninguno de los líderes había caído aún, y la lucha continuaba sin tregua alrededor de Angantyr, el valiente rey de los godos.

Los hunos, conocidos por su implacable ferocidad y su negativa a aceptar la rendición, intensificaron su ataque con el paso de los días, decididos a someter a los godos y reclamar la tierra que ansiaban. Por otro lado, los godos resistían con tenacidad, luchando por preservar su libertad y defender su hogar ancestral. Después de una feroz batalla, los godos lograron finalmente romper las líneas de los hunos. La valentía de Angantyr, empuñando la legendaria espada Tyrfing, inspiraba a sus hombres mientras avanzaban hacia la victoria.

En el fragor de la batalla, Hlöd, el caudillo de los hunos, encontró su fin, junto con el sabio rey Humli. Con la muerte de sus líderes, los hunos se vieron obligados a retirarse, perseguidos implacablemente por los godos, quienes no dejarían a ninguno con vida. Los campos de batalla quedaron cubiertos de cadáveres, y los ríos se tiñeron de rojo con la sangre de los caídos. Angantyr, entre los escombros y la devastación, encontró a Hlöd entre los muertos, reflexionando sobre la implacable y a menudo cruel voluntad del destino creado por las nornas; seres muy similares a las morias de la mitología griega.