Según el relato presente en el Skáldskaparmál, Gullfaxi fue originalmente la propiedad del gigante Hrungnir, un ser de la raza jötunn que habitaba el misterioso reino de Jötunheimr. Este caballo posee una melena dorada que reluce como el sol y, según el diálogo entre Hrungnir y el dios Odín, se le atribuye una velocidad sin igual. En esta historia, Hrungnir desafía a Odín y su montura, Sleipnir, a una carrera. En su afán por probar la superioridad de Gullfaxi, el gigante se lanza a lomos de su veloz corcel. La persecución culmina ante las puertas de Ásgard, la fortaleza celestial, donde Odín invita a Hrungnir a compartir un momento de calma.

Gullfaxi, como otros caballos legendarios en la mitología nórdica, está imbuido de simbolismo. Su capacidad para surcar los cielos, galopar sobre la tierra y cruzar las aguas refleja la conexión entre distintos planos de existencia. Es un ser que trasciende los límites físicos, siendo capaz de viajar entre los mundos de Jötunheimr y Ásgard. Esta habilidad de transitar entre dimensiones confiere a Gullfaxi un estatus especial, asociado no solo con la velocidad y la agilidad, sino también con la magia.

Un regalo para el hijo de Thor, Magni

Continuando con el relato anterior, en un giro de los eventos, Hrungnir es invitado por Odín a beber en Asgard mientras Thor se encuentra ausente. En el festín divino, el gigante, influido por la embriaguez, comienza a soltar insultos y amenazas, proclamando que fácilmente podría llevar el Valhalla a Jötunheimr, hundir Ásgard en el mar y aniquilar a todos los dioses, salvo a Freyja y Sif, a quienes secuestraría.

Ante semejantes provocaciones, los dioses convocan a Thor, quien desafía al gigante a un duelo. Hrungnir, desarmado en ese momento, reclama el derecho a recuperar sus armas antes de enfrentarse al dios del trueno. La batalla es violenta, y aunque Thor finalmente logra dar fin a la vida del gigante, no queda indemne. Ya que un fragmento de una piedra de afilar se incrusta en su cráneo, dejándolo caído al suelo.

Es entonces cuando la atención se centra en Magni, el joven hijo de Thor, y que con solo tres días (o tres años, según Snorri Sturluson), demuestra una fuerza excepcional al liberar a su padre atrapado bajo la pierna del gigante. Pero la cosa no acaba ahí, ya que Magni, luego de realizar lo que los demás dioses no lograron y liberar a Thor, declaro que si él mismo hubiera enfrentado al gigante, un solo golpe habría bastado para derribarlo.

Como recompensa por la valiente asistencia de su hijo Magni en la lucha contra el imponente gigante, Thor confía en el joven la custodia del majestuoso caballo Gullfaxi. Este gesto, sin embargo, provoca una profunda decepción en el mismísimo Odín, el padre de los dioses. La razón detras de esta desilusión se debe a que Thor le otorgo tan preciado regalo al hijo de una giganta en lugar de a su propio progenitor.