En las místicas tierras de la mitología nórdica, donde los dioses y las diosas iban construyendo las hebras del destino humano, existe una imagen única de Freya surcando los cielos en su carro. A diferencia de otros dioses que optaban por caballos o renos, Freya confiaba en la gracia y la destreza de dos gatos Norsk skogkatt, conocidos como Bygul y Trjegul. Estos majestuosos felinos no solo eran los guardianes del carro de Freya, sino también los encargados de conducirla a través de los reinos divinos.

Los nombres de estos felinos era Bygul, que significa «abeja de oro», y Trjegul, traducido como «árbol de ámbar dorado». La mitología nórdica, a menudo, oculta significados más profundos detrás de sus relatos, y estos nombres no son excepción. Se especula que, más allá del mito, Bygul y Trjegul podrían haber sido representaciones de algún felino grande que habitó en las tierras de Noruega en tiempos ancestrales. Sin embargo, la interpretación moderna los vincula con los gatos noruegos contemporáneos, especialmente los de la raza Norsk skogkatt. Con esto en mente, conozcamos todo acerca de la leyenda de los gatos Bygul y Trjegul.

El mito alrededor de Bygul y Trjegul

En las tierras de los dioses, Freya se presentaba ante los guerreros fallecidos en un carro tirado por dos impresionantes gatos, pertenecientes a la raza «Bosque de Noruega» o «Norsk skogkatt». Su pelaje, azul o blanco según la leyenda, resonaba con la magia y el misterio que envolvían a la diosa de la aurora boreal. Estos gatos, inicialmente sin nombre, fueron bautizados como Bygul y Trjegul por Diana Paxson en su novela Brisingamen, tomando sus nombres del collar de oro y ámbar que Freya recibió de los enanos.

El carro de Freya, impulsado por Bygul y Trjegul, desafiaba la gravedad mientras cruzaba los cielos. La mitología nórdica nos presenta la fuerza inmensa de estos felinos, destacada por un episodio en el que incluso Thor, el dios del trueno, no pudo levantar a uno de los gatos que descansaba sobre el manto de Freya. De hecho, fue Thurdr, la hija de Thor, quien, con astucia, logró que el gato se levantara para perseguir un ovillo de lana.

Así pues, Freya compartía un vínculo profundo con los gatos, a quienes consideraba no solo guardianes, sino también mensajeros divinos. La tradición dicta que alimentar abundantemente a los gatos en las bodas atraería la bendición de Freya, garantizando felicidad y descendencia abundante a la pareja. De esta manera, los gatos, fieles a su papel de mensajeros, llevaban las peticiones y ruegos de los devotos directamente a la diosa.

La raza de gatos «Bosque de Noruega»

Según diferentes estudios, los famosos Bygul y Trjegul pertenecían a una raza única que hoy en día desconocida como «Bosque de Noruega». Este gato de gran tamaño, con machos que pueden alcanzar hasta 9 kilos de peso, encarna la resistencia y la agilidad de un lince en un cuerpo de apariencia regordeta. Su pelaje impermeable, adaptado a las frías tierras nórdicas, le confiere una habilidad única para la pesca, siendo un cazador astuto tanto en la tierra firme como en el agua.

Aunque su instinto cazador es evidente, el Bosque de Noruega es amigable y sociable con quienes conoce; incluso en la edad adulta. Sin embargo, frente a los desconocidos, exhibe timidez y puede rehuir el contacto, escondiéndose en algún rincón de la casa. En cuanto a su historia, esta raza llegó a Noruega alrededor del año 1000 de manos de los vikingos que, se cree, lo trajeron de Oriente Próximo. Utilizados inicialmente para proteger las cargas de los barcos de los ratones, estos gatos se adaptaron y evolucionaron en su nuevo hogar escandinavo.

Su pelaje, compuesto por dos capas, es resistente al agua y requiere atención especial durante los períodos de muda. Aunque generalmente goza de buena salud, puede ser propenso a condiciones como la displasia de cadera y la displasia de retina. Así pues, su historia, entrelazada con la mitología nórdica y su adaptabilidad como compañero, hacen de esta raza una joya viva en el reino de los gatos.