Helgi Hundingsbane fue conocido por ser un héroe de gran valentía y fuerza, cuya vida estuvo marcada por la venganza, la lucha y el amor trágico. La Saga Völsunga y los poemas de la Edda poética, Helgakviða Hundingsbana I y Helgakviða Hundingsbana II, narran principalmente su historia. Se describe a Helgi como un guerrero formidable, hijo de Hjörvarðr, destinado desde su nacimiento a una vida de conflicto, especialmente contra la poderosa familia de los Hunding.

La sombra de Helgi Hundingsbane se encuentra íntimamente ligada a su nombre, que significa «el matador de los Hunding». La venganza de Helgi Hundingsbane contra la familia Hunding se convierte en el eje central de su vida, ya que, desde joven, busca derrotar a este clan en una serie de batallas épicas. Su lucha no solo es física, sino también espiritual y emocional, marcada por su relación con Sigrún, una valquiria que, en muchas versiones, se presenta como su amante y que juega un papel crucial en su destino. Así pues, profundicemos más en la historia del legendario guerrero Helgi Hundingsbane de la mitología nórdica.

El asesinato del rey de los sajones

Como muchos relatos de la mitología nórdica, este comienza con una tragedia familiar, que sería el primer paso hacia su destino como un guerrero legendario. Hijo de Sigmund y Borghild, Helgi creció en un ambiente donde la venganza y la guerra eran una constante. A los quince años, decidió vengar la muerte de su padre Sigmund, asesinado por el rey Hunding, un poderoso gobernante sajón.

Helgi, armado con la determinación de honrar a su padre y restaurar el honor de su familia, se enfrentó al rey Hunding en una batalla feroz. Con gran habilidad y fuerza, Helgi mató al rey, vengando lo que su padre nunca pudo completar. Tras este primer triunfo, Helgi continuó forjando su leyenda, embarcándose en nuevas hazañas que lo llevaron a ser conocido en todo el mundo nórdico. 

En una de estas aventuras, mientras viajaba en su drakkar, tuvo un encuentro crucial con Sigrún, valquiria conocedora de las gestas de los grandes héroes. Al encontrarse, Helgi y Sigrún se enamoraron inmediatamente, uniendo sus destinos de manera irrevocable. Este encuentro marcaría un hito en la vida de Helgi, consolidando su lugar entre los héroes y abriendo un capítulo de amor trágico y épico.

La sangrienta batalla de Brandy

El rey Högne de Östergötland, padre de Sigrún, había prometido a su hija en matrimonio a Hothbrodd, el hijo del rey Granmar de Södermanland. La unión estaba destinada a fortalecer los lazos políticos entre los reinos, pero Sigrún, profundamente enamorada de Helgi, se opuso a este acuerdo y, por su amor hacia él, solicitó su ayuda.

Helgi, fiel a su amor, reunió fuerzas y se dirigió al reino de Granmar, en Brandey (probablemente Brändholmen, en la bahía de Bråviken). Con su hermano Sinfjötli a su lado, Helgi se enfrentó a las fuerzas combinadas de Högne, su hijo Dag, Granmar y sus hijos, incluyendo a Hothbrodd, Starkad y Gudmund.

La batalla que se desató fue feroz y sangrienta. Los dos hermanos, Helgi y Sinfjötli, lucharon valientemente contra el ejército de Granmar, pero la contienda no fue fácil. En un giro brutal de los acontecimientos, los enemigos cayeron uno tras otro. Helgi y su ejército derrotaron a Granmar, Starkad, Gudmund y los hijos de Granmar, pero la lucha costó la vida de Hothbrodd, el prometido de Sigrún. Sin embargo, el hermano menor de Högne, Dag, sobrevivió y, aunque juró lealtad a Helgi, su vida quedó marcada por la pérdida de su familia.

Cuando la batalla terminó y la sangre se enfrió, Sigrún, profundamente afectada por la muerte de su prometido, despidió con desdén a Hothbrodd, cuyo cuerpo yacía moribundo en el campo de batalla. La valquiria lloró de alegría al saber que su familia fue derrotada, excepto Dag, quien, aunque parte del ejército enemigo, juró lealtad a Helgi.

Unión entre Helgi Hundingsbane y Sigrún

Tras la épica batalla de Brandy y la victoria de Helgi, él y Sigrún finalmente pudieron unirse y casarse, consolidando su amor a través de la tradición nórdica. Juntos tuvieron varios hijos, y la vida parecía sonreírles, con Helgi erigiéndose como uno de los héroes más grandes de la mitología nórdica. La paz que alcanzaron no duró, pues el sentido del honor de la época pesaba sobre las decisiones de todos, incluso de los más cercanos.

Dag, el único sobreviviente del ejército de Granmar, se vio consumido por el peso de su honor. Aunque había jurado lealtad a Helgi tras la batalla, el deber de vengar la muerte de su padre lo atormentaba. Impulsado por este tormento interno, Dag buscó la ayuda de Odín. En una de las múltiples intervenciones divinas que ocurren en las sagas nórdicas, el dios de la sabiduría le entregó una lanza mágica. Dag, incapaz de resistir el mandato de vengar a su padre, atravesó a Helgi de un golpe, acabando con la vida de su antiguo señor.

Cuando Sigrún se enteró de la trágica muerte de su amado, el dolor de la pérdida fue profundo, pero su reacción fue aún más feroz. Al ver a Dag, el asesino de Helgi, ofrecer condolencias, Sigrún lo maldijo, condenándolo a alimentarse de carroña y alejado de la sociedad humana. Sigrún, llena de dolor e ira, cumplió el último deber de su amado Helgi: enterrarlo en un túmulo para preservar su memoria.